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Mateo 8:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

El capitán respondió: ―Señor, no merezco que entres en mi casa. Pero basta con que digas una sola palabra y mi siervo quedará sano.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El capitán contestó: 'Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero el centurión, respondiendo, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero sólo dilo de palabra, y mi siervo será sanado,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le contestó el centurión: 'Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará.

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Otras versiones



Mateo 8:8
18 Referencias Cruzadas  

Jesús extendió la mano y tocó al hombre. ―Sí, quiero —le dijo—. ¡Queda sano! Y al instante quedó sano de la lepra.


y que viene después de mí. Yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.


Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!


»Yo los bautizo a ustedes con agua en señal de arrepentimiento. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.


El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.


Ya no merezco que se me llame tu hijo. Trátame como si fuera uno de tus obreros”.


Pero Juan trató de impedírselo, diciéndole: ―Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?


―Iré a sanarlo —respondió Jesús.


Pues yo mismo soy un hombre que obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno “ve”, y va, y al otro “ven”, y viene. Le digo a mi siervo “haz esto”, y lo hace.