»No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes.
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
»No juzguen a los demás, y no serán juzgados.
No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes.
No juzguéis, para que no seáis juzgados;
No juzguéis y no seréis juzgados;
Pues tal como juzguen se les juzgará y, con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes.
¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo. Entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.
»No juzguen a nadie, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará.
»¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?
Y, como ellos insistían en preguntarle, Jesús levantó la mirada y les dijo: ―Aquel de ustedes que no haya cometido pecado, que tire la primera piedra.
Mis hermanos en la fe, que no haya muchos entre ustedes que quieran ser maestros. Bien saben que los maestros seremos castigados con más severidad.