¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre;
Mateo 6:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) »Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Biblia Nueva Traducción Viviente Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Biblia Católica (Latinoamericana) Ustedes, pues, recen así:
Padre nuestro, que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre, La Biblia Textual 3a Edicion Vosotros pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. |
¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre;
Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo.
Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta aquel día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.
Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.
Si ustedes perdonan a otros sus ofensas, también perdonará a ustedes su Padre celestial.
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a quienes se lo pidan!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.
El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.
«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».
Jesús le dijo: ―No me detengas, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.
Les escribo a todos ustedes, que están en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a ser parte de su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.
Y el Espíritu, que Dios les ha dado, no los hace otra vez esclavos del miedo. Al contrario, el Espíritu los adopta como hijos y les permite decirle a Dios: «¡Abba! ¡Padre!».
Los saluda Pablo. Soy apóstol porque Jesucristo y Dios Padre así lo quisieron. Dios hizo que Jesucristo resucitara de entre los muertos. Así que ningún ser humano me nombró apóstol, sino él.
Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y por medio de él decimos: «¡Abba! ¡Padre!».
al único que vive para siempre, que vive en una luz a la que nadie se puede acercar, a quien nadie ha visto ni puede ver, a él sea el honor y el poder eternamente. Amén.
Ustedes llaman Padre al Dios que juzga por igual las acciones de cada uno. Por eso deben ser humildes y obedientes mientras vivan en este mundo como si fueran extranjeros.
«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la adoración, la honra y el poder. Porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas».
Cantaban con todas sus fuerzas: «¡El Cordero que fue sacrificado es digno de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría; la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!».