Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.
Mateo 25:20 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Biblia Nueva Traducción Viviente El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. Biblia Católica (Latinoamericana) El que había recibido cinco talentos le presentó otros cinco más, diciéndole: 'Señor, tú me entregaste cinco talentos, pero aquí están otros cinco más que gané con ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Y acercándose el que recibió los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, me entregaste cinco talentos. Mira, gané otros cinco talentos.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se acercó el que había recibido los cinco talentos y presentó otros cinco, diciendo: 'Señor, cinco talentos me entregaste mira, he ganado otros cinco'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el que había recibido cinco talentos, vino y trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí, he ganado sobre ellos otros cinco talentos. |
Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.
Llamó a diez de sus siervos y a cada uno le entregó una buena cantidad de dinero. Les instruyó: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva”.
Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.
Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.
Sin embargo, alguien dirá: «Algunos creen en Dios, y otros hacen lo que es bueno». Pero yo digo, demuéstrame que puedes creer en Dios sin hacer lo bueno. Yo, por mi parte, te demostraré que creo en Dios por medio del bien que hago.