Mateo 17:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Pedro le dijo a Jesús: ―Señor, ¡qué bueno que estemos aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Biblia Nueva Traducción Viviente Pedro exclamó: «Señor, ¡es maravilloso que estemos aquí! Si deseas, haré tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías». Biblia Católica (Latinoamericana) Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: 'Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, levantaré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces intervino Pedro y dijo a Jesús: ¡Señor, bueno es quedarnos aquí! Si quieres, haré° aquí tres enramadas: una para ti, una para Moisés, y otra para Elías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: '¡Señor, qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, levantaré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces respondiendo Pedro, dijo a Jesús: Señor, bueno es que nos quedemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos; uno para ti, uno para Moisés, y uno para Elías. |
Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso: ―Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Podemos levantar tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean la gloria que me diste porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Es difícil elegir entre esas dos cosas. Deseo irme y estar con Cristo, que es muchísimo mejor.
Queridos hermanos en la fe, ya somos hijos de Dios. Sin embargo, todavía no se nos ha mostrado todo lo que llegaremos a ser. Lo que sí sabemos es que cuando Cristo venga seremos como él es, porque lo veremos tal como él es.
La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren. Porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.