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Mateo 15:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Lo que entra por la boca no hace impura a la persona, pero sí mancha a la persona lo que sale de su boca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

no lo que entra por la boca contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No lo que entra en la boca contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

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Otras versiones



Mateo 15:11
26 Referencias Cruzadas  

Jesús llamó a la gente y dijo: ―Escuchen y entiendan.


Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: ―¿Sabes que los fariseos se ofendieron al oír eso?


Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.


Yo, que creo en el Señor Jesús, les digo que estoy plenamente convencido de que no hay alimento impuro en sí mismo. Si algún alimento es impuro, lo es solamente para quien así lo considera.


Pues el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas. Más bien tiene que ver con dejarse guiar por el Espíritu Santo a una vida de justicia, paz y alegría.


No destruyas lo que Dios ha hecho en la vida de alguien por causa de la comida. Todo alimento es bueno; lo malo es hacer que otro deje de creer por lo que uno come.


Esa gente prohíbe el matrimonio y no permite comer ciertos alimentos que Dios ha creado. No les importa que Dios haya creado esos alimentos para que los creyentes, que conocen la verdad, los coman con gratitud.


Para los que son sinceros todo es bueno, pero para los que son deshonestos y no creen en Cristo todo es malo. Solo piensan en hacer lo malo y ya no creen que están haciendo mal.


No hagan caso de ninguna clase de enseñanzas extrañas. Lo mejor es fortalecer el corazón con el amor inmerecido de Dios y no con reglas sobre alimentos. Esas reglas en nada ayudan a quienes las siguen.


Hablan y enseñan con orgullo, aunque todo lo que dicen no tiene sentido. Invitan a la gente a participar de sus vicios y placeres sin control, y así engañan a los que recién se han alejado de los que viven en pecado.