Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ―¡Señor, sálvame!
Mateo 14:31 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Biblia Nueva Traducción Viviente De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. —Tienes tan poca fe —le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí? Biblia Católica (Latinoamericana) Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: 'Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?' La Biblia Textual 3a Edicion Al instante, Jesús extendiendo la mano, trabó de él, y le dice: ¡Falto de fe! ¿Por qué dudaste? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Inmediatamente Jesús extendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: '¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al instante Jesús, extendiendo su mano, trabó de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? |
Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ―¡Señor, sálvame!
Al darse cuenta de esto, Jesús les dijo: ―Hombres de poca fe, ¿por qué están hablando de que no tienen pan?
―Por la poca fe que tienen —les respondió—. Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.
Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
―Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo? Entonces se levantó y dio órdenes a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.
Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y comenzó a servirles.
Jesús le tuvo compasión, así que extendió la mano, tocó al hombre y le dijo: ―Sí, quiero. ¡Queda sano!
Les aseguro que, si alguno le dice a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, creyendo, sin tener la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá.
Pero vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo”.
―¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe?
La tomó de la mano y le dijo: «Talita cum», que significa: «Niña, a ti te digo, ¡levántate!».
«¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón».
Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer milagros y maravillas mediante el nombre de tu santo siervo Jesús».
Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con un corazón sincero, sin enojos ni peleas.
El poder de Dios los protege a ustedes, porque pusieron su confianza en él. Y será así hasta que llegue la salvación que se dará a conocer en los últimos tiempos.