―Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ninguna persona, sino mi Padre que está en el cielo.
Mateo 11:25 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Te alabo porque has escondido estas cosas de los sabios e instruidos, y se las has revelado a los que son como niños. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Biblia Nueva Traducción Viviente En esa ocasión, Jesús hizo la siguiente oración: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes, y por revelárselas a los que son como niños. Biblia Católica (Latinoamericana) En aquella ocasión Jesús exclamó: 'Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquella ocasión tomó Jesús la palabra y exclamó: 'Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra; porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Biblia Reina Valera Gómez (2023) En aquel tiempo, respondió Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. |
―Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ninguna persona, sino mi Padre que está en el cielo.
―¿Oyes lo que esos están diciendo? —protestaron. ―Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: »“En los labios de los pequeñitos y de los niños de pecho has puesto tu alabanza”?».
«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo. Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».
―Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.
Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: ―Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
»Ahora todo mi ser está angustiado. ¿Y acaso, por eso, voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!
¡Padre, da gloria a tu nombre!». Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya le di gloria, y volveré a darle gloria».
»El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres,
Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu. Pues el Espíritu lo examina todo, hasta los secretos más profundos de Dios.
Sin embargo, hasta el día de hoy, su mente tiene una barrera que no los deja entender. Cada vez que leen el antiguo pacto, esa barrera les sigue impidiendo entender la verdad. Solo Cristo puede quitarles esa barrera.