Luego entró en una casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.
Marcos 5:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Jesús se fue con él. Lo seguía mucha gente, la cual lo apretujaba. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús fue con él, y toda la gente lo siguió, apretujada a su alrededor. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús se fue con Jairo; estaban en medio de un gran gentío, que lo oprimía. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretujaban. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús se fue con él. Y gran cantidad de pueblo le acompañaba, apretujándolo por todas partes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jesús fue con él, y mucha gente le seguía, y le apretaban. |
Luego entró en una casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.
y le suplicaba con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que sufría de constantes derrames de sangre.
―Ves que la gente te aprieta —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?”.
Como el número de personas aumentaba, Jesús se puso a decirles: «¡Esta gente es una gente malvada! Pide una señal milagrosa, pero solo se le dará la señal de Jonás.
Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía.
Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, pues era de baja estatura.
Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el capitán mandó unos amigos a decirle: ―Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres a mi casa.
Su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y todos lo apretujaban.
―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, son muchos los que te aprietan y te oprimen.
Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.