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Marcos 4:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Jesús, mientras tanto, estaba en la parte de atrás, durmiendo sobre una almohada. Entonces los discípulos lo despertaron. ―¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: 'Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Él estaba en popa, durmiendo sobre el cabezal. Y lo despiertan° y le dicen: ¡Maestro!, ¿no te importa que perezcamos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mientras tanto, él seguía durmiendo en la popa sobre un cabezal. Ellos lo despiertan y le dicen: 'Maestro, ¿es que no te importa que nos hundamos?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y despertándole, le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

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Otras versiones



Marcos 4:38
22 Referencias Cruzadas  

Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre honesto y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias.


Los discípulos fueron a despertarlo. ―¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!


Se desató entonces una fuerte tormenta. Las olas golpeaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.


Él se levantó, dio órdenes al viento y les dijo a las olas: ―¡Silencio! ¡Cálmense! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.


Los discípulos fueron a despertarlo. ―¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron. Él se levantó y dio órdenes al viento y a las olas. La tormenta se calmó y todo quedó tranquilo.


Allí se encontraba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.


Por eso era necesario que en todo se pareciera a ellos. Lo hizo para ser un sumo sacerdote fiel y lleno de amor al servicio de Dios. De este modo pudo ofrecer un sacrificio para el perdón de los pecados del pueblo.


Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de entender nuestras debilidades. Al contrario, contamos con uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, pero él nunca pecó.


Pongan en las manos de Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.