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Marcos 3:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno);

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Santiago y Juan (los hijos de Zebedeo, a quienes Jesús apodó «hijos del trueno»),

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

A Jacobo, el de Zebedeo, y a Juan, el hermano de Jacobo, también les puso por sobrenombre Boanerges (esto es, hijos del trueno);

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Santiago, el de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

a Jacobo, hijo de Zebedeo, a Juan hermano de Jacobo, a quienes puso por sobrenombre Boanerges, que es, Hijos del trueno;

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Otras versiones



Marcos 3:17
16 Referencias Cruzadas  

Más adelante, vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca arreglando las redes. Jesús los llamó,


Se le acercaron Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. ―Maestro —le dijeron—, queremos que nos des lo que te vamos a pedir.


Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza.


Estos son los doce que él eligió: Simón (a quien llamó Pedro);


Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote


No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.


Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a una montaña alta, donde estaban solos. Allí cambió su apariencia en presencia de ellos.


Cuando los discípulos Santiago y Juan vieron esto, le preguntaron: ―Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los destruya?


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que apodaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.


En ese tiempo el rey Herodes hizo arrestar a algunos de la iglesia con el fin de maltratarlos.


Sin duda, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos. Su palabra nos dice si los pensamientos y las intenciones del corazón son correctos o no.


Entonces se me ordenó: «Tienes que volver a comunicar el mensaje de Dios a la gente de muchos pueblos, naciones, idiomas y reyes».