―Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
Marcos 14:72 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Al instante el gallo cantó por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces». Y se echó a llorar. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba. Biblia Nueva Traducción Viviente Inmediatamente, el gallo cantó por segunda vez. De repente, las palabras de Jesús pasaron rápidamente por la mente de Pedro: «Antes de que cante el gallo dos veces, negarás tres veces que me conoces»; y se echó a llorar. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese momento se escuchó el segundo canto del gallo. Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: 'Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres', y se puso a llorar. La Biblia Textual 3a Edicion Y enseguida cantó el gallo por segunda vez.° Y recordó Pedro la palabra como le había dicho Jesús: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y rompió a llorar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel momento cantó un gallo por segunda vez. Entonces recordó Pedro aquello que Jesús le había dicho: 'Antes que el gallo cante por segunda vez, tres veces me habrás negado tú'. Y rompió a llorar con grandes sollozos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba. |
―Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
―Te aseguro —le contestó Jesús— que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces.
Pero él lo negó: ―No lo conozco. Ni siquiera sé de qué estás hablando. Y salió afuera, a la entrada; en ese momento el gallo cantó.
Él comenzó a maldecir. ―¡No conozco a ese hombre del que hablan! —les juró.
―¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —respondió Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo.
La tristeza que Dios causa produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, por eso no hay que lamentar esa tristeza. Pero la tristeza que causa el mundo produce la muerte.