La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Marcos 14:41 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando volvió a ellos por tercera vez, les dijo: «Adelante, duerman, descansen; pero no, la hora ha llegado. El Hijo del Hombre es traicionado y entregado en manos de pecadores.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Vino por tercera vez, y les dijo: 'Ahora ya pueden dormir y descansar. Está hecho, llegó la hora. El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Y vuelve la tercera vez y les dice: Dormid lo que resta y descansad. ¡Basta! Llegó la hora. He aquí que el Hijo del Hombre es entregado en las manos de los pecadores.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Vuelve por tercera vez y les dice: '¡Ya podéis dormir y descansar! ¡Se acabó! Llegó la hora; ya el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya y descansad; basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.

Ver Capítulo
Otras versiones



Marcos 14:41
23 Referencias Cruzadas  

«Como ya saben, faltan dos días para la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen».


Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús.


Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.


Yendo un poco más allá, se arrodilló y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.


Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle.


¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!».


Y añadió: ―¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado el mandamiento de Dios para mantener sus propias costumbres!


porque estaba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de sus enemigos. Lo matarán y, a los tres días de muerto, resucitará».


―Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre reciba la gloria —les contestó Jesús—.


»Ahora todo mi ser está angustiado. ¿Y acaso, por eso, voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!


Después de que Jesús dijo esto, dirigió la mirada al cielo y oró así: «Padre, ha llegado la hora. Da gloria a tu Hijo, para que tu Hijo te dé gloria a ti.


Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie lo hizo porque aún no había llegado su hora.


Estas palabras las dijo Jesús mientras enseñaba en el Templo, en el lugar donde se depositaban las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque aún no había llegado su tiempo.


¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo. Y ahora ustedes lo han traicionado y asesinado.