Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Marcos 1:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Comienzo de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. Comenzó Biblia Católica (Latinoamericana) Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios). La Biblia Textual 3a Edicion Principio del evangelio° de Jesús el Mesías. ° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. |
Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él. ¡Escúchenlo!».
Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».
El tentador se le acercó y le propuso: ―Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.
Y el ángel le dijo: ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.
―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.
»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Antes de la venida de Jesús, Juan predicó un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.
La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.
Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Entonces, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?