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Lucas 8:40 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Cuando Jesús regresó, la gente se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Del otro lado del lago, las multitudes recibieron a Jesús porque lo estaban esperando.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ya había gente para recibir a Jesús a su regreso, pues todos estaban esperándolo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Al regresar Jesús, la multitud le dio la bienvenida, pues todos lo estaban esperando.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Al volver Jesús, fue bien acogido por la multitud; pues todos lo estaban esperando.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y aconteció que cuando Jesús volvió, la multitud le recibió con gozo; porque todos le esperaban.

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Otras versiones



Lucas 8:40
12 Referencias Cruzadas  

Subió Jesús a una barca, cruzó al otro lado y llegó a su propio pueblo.


Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo?». Era mucha la gente que lo escuchaba con agrado.


Jesús regresó en la barca al otro lado del lago. Entonces mucha gente se reunió alrededor de él. Por eso se quedó en la orilla.


porque Herodes temía a Juan y lo protegía. Sabía que era un hombre justo y santo. Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy confundido, pero lo escuchaba con gusto.


Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.


Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa.


Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo rodeaba para escuchar el mensaje de Dios. Eran muchos y lo apretujaban.


―Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y contó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.


Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes quisieron disfrutar de su luz por algún tiempo.


Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha pedido que nos digas.