La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Lucas 8:35 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

La gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hombre del que habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Salieron entonces a ver lo sucedido, y fueron adonde Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido° los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en sus cabales. Y tuvieron temor.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

La gente acudía a ver lo que había sucedido. Llegáronse a Jesús, y encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado ya, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús. Y quedaron llenos de espanto.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús; vestido, y en su juicio cabal, y tuvieron miedo.

Ver Capítulo
Otras versiones



Lucas 8:35
13 Referencias Cruzadas  

Su fama se extendió por toda Siria. Por eso, le llevaban a todos los que sufrían diversas enfermedades y los que sufrían de dolores graves. También le llevaban a los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y Jesús los sanaba.


Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron al que había estado controlado por la gran cantidad de demonios. Estaba sentado, vestido y en su sano juicio, y tuvieron miedo.


Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.


Por fin se dio cuenta de lo que había hecho, y se dijo: “¡Cuántos obreros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre!


Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo. Estaba sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Al bajar de la barca Jesús, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa, sino en las tumbas.


Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos corrieron y dieron aviso en el pueblo y por los campos.


«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Aprendí a obedecer la Ley de nuestros antepasados bajo la dirección del maestro Gamaliel. Me esforcé mucho por servir a Dios, como cualquiera de ustedes lo hace hoy día.


El que vive pecando pertenece al diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir lo que hace el diablo.