El niño crecía y se fortalecía en espíritu. Y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel.
Lucas 7:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Cuando se fueron los enviados por Juan, Jesús comenzó a hablarle a la gente acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Biblia Nueva Traducción Viviente Después de que los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las multitudes. «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto? ¿Acaso era una caña débil sacudida por la más leve brisa? Biblia Católica (Latinoamericana) Los mensajeros se fueron, y Jesús empezó a hablar de Juan a la gente: 'Cuando ustedes salieron al desierto, ¿qué iban a ver? ¿Una caña agitada por el viento?' La Biblia Textual 3a Edicion Cuando los mensajeros de Juan se marcharon, comenzó a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando los enviados de Juan se fueron, comenzó él a hablar de Juan a la gente: '¿Qué salisteis a ver al desierto: una caña agitada por el viento? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a las gentes: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es agitada por el viento? |
El niño crecía y se fortalecía en espíritu. Y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel.
En ese mismo tiempo, Anás y Caifás fueron los sumos sacerdotes. Fue por ese entonces que Dios le habló a Juan hijo de Zacarías, en el desierto.
Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que se visten lujosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios reales.
Y dijo: ―Yo soy la voz de uno que grita en el desierto: “Enderecen el camino del Señor” —respondió Juan, usando las palabras del profeta Isaías.
Así ya no seremos como niños, que cambian de opinión fácilmente y aceptan como verdad cualquier enseñanza. Pues los falsos maestros son astutos y usan métodos engañosos.
Estos malvados son como una fuente sin agua, como niebla empujada por la tormenta. Para ellos Dios tiene reservado el castigo de una profunda oscuridad.
Así que ustedes, queridos hermanos en la fe, ya saben todo esto. Por eso, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos malvados, pierdan la confianza en Dios y dejen de creer.