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Lucas 6:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Dichosos ustedes que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes que ahora lloran, porque luego habrán de reír.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran, porque a su debido tiempo reirán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Felices ustedes los que lloran, porque reirán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

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Otras versiones



Lucas 6:21
56 Referencias Cruzadas  

Dichosos los que lloran, porque serán consolados.


Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.


A los hambrientos los llenó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías.


Él entonces dirigió la mirada a sus discípulos y dijo: «Dichosos ustedes los pobres, porque el reino de Dios les pertenece.


Dichosos serán ustedes cuando los odien, cuando los echen de su lado, los insulten y los desprecien por causa del Hijo del hombre.


¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque sabrán lo que es pasar hambre! ¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque sabrán lo que es derramar lágrimas!


Jesús contestó: ―Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él. Y él te daría el agua que da vida.


―Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.


Hasta el momento pasamos hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos una casa propia.


He pasado muchos trabajos y dificultades, y muchas veces me he quedado sin dormir. He sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas. He sufrido frío y desnudez.


Por eso siento gozo aun cuando soy débil o soy insultado, cuando tengo necesidades, soy perseguido por enemigos o cuando sufro dificultades por ser fiel a Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.


En ocasiones estamos como tristes, pero siempre estamos contentos. Somos pobres, pero a muchos les compartimos nuestra riqueza. No tenemos nada, pero a la vez lo tenemos todo.


Dichoso el que no deja de creer en medio de las dificultades. Porque, al salir victorioso, recibirá la corona de la vida. Este es el premio que Dios ha prometido a quienes lo aman.


Oí una fuerte voz que venía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el lugar donde habita Dios! Él vivirá en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.


Ya no sufrirán hambre ni sed. No los quemará el sol ni el calor los molestará.