La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Lucas 23:41 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En nuestro caso, el castigo es justo. Sufrimos lo que merecen nuestros delitos. Este, en cambio, no ha hecho nada malo.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo».

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho,

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Porque nosotros, en verdad, justamente padecemos, porque recibimos° cosas dignas de las que hicimos, pero Éste, nada malo° hizo.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Nosotros con justicia; pues estamos recibiendo lo merecido por nuestras fechorías. Pero éste nada malo ha hecho'.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo.

Ver Capítulo
Otras versiones



Lucas 23:41
19 Referencias Cruzadas  

Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues, por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño».


Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. ―Soy inocente de la sangre de este hombre —dijo—. ¡Allá ustedes!


―He pecado —les dijo— porque he entregado sangre inocente. ―¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!


Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


Pero el otro criminal lo reprendió: ―¿Ni siquiera tienes temor de Dios, aunque sufres la misma condena?


Luego dijo: ―Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.


Dios y ustedes me son testigos de que nos comportamos de manera correcta y justa con ustedes los creyentes. Ninguno nos puede acusar de algo malo.


Así que obedezcan a Dios. Luchen contra el diablo, y él huirá de ustedes.


Se pagó con la preciosa sangre de Cristo, que se sacrificó en la cruz como si fuera un cordero sin defecto alguno.


Cuando lo insultaban, no respondía con insultos. Cuando lo hacían sufrir, no amenazaba, sino que dejaba todo en manos de Dios, que juzga con justicia.