y le dijeron: ―Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!
y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
Y exclamaron: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!».
diciendo: 'Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
y diciendo: Si tú eres el rey de los Judíos, sálvate a ti mismo.
y le decían: 'Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo'.
―Salvó a otros —decían—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el rey de Israel! Que baje ahora de la cruz, y así creeremos en él.
Él confía en Dios; pues, que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Un letrero tenía escrita la causa de su condena: «El Rey de los judíos».
Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo: ―¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!