Cuando salió Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color púrpura. ―¡Aquí tienen al hombre! —les dijo Pilato.
Lucas 23:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Entonces Herodes y sus soldados, con desprecio y burlas, le pusieron un manto lujoso y lo mandaron de vuelta a Pilato. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Herodes y sus soldados comenzaron a burlarse de Jesús y a ridiculizarlo. Finalmente le pusieron un manto real y lo enviaron de regreso a Pilato. Biblia Católica (Latinoamericana) Herodes con su guardia lo trató con desprecio; para burlarse de él lo cubrió con un manto espléndido y lo devolvió a Pilato. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Herodes, con sus soldados, después de menospreciarlo y ridiculizarlo, le puso una ropa espléndida y lo devolvió a Pilato. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Herodes, con su escolta, después de tratarlo con desprecio, mandó, por burla, ponerle una vestidura espléndida y se lo devolvió a Pilato. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y le volvió a enviar a Pilato. |
Cuando salió Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color púrpura. ―¡Aquí tienen al hombre! —les dijo Pilato.
―Sin duda Elías vendrá primero para restaurar todas las cosas —respondió Jesús—. Pero, entonces, ¿cómo es que las Escrituras dicen que el Hijo del hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado?
En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes
Allí estaban también los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, acusándolo con insistencia.
Imagínense a un hombre con un anillo de oro y ropa elegante, y a un pobre con ropa vieja y sucia. Supongamos que ambos entran al lugar donde ustedes se reúnen.
Si atienden bien al que lleva ropa elegante y le dicen: «Siéntese usted aquí, en este lugar cómodo»; pero al pobre le dicen: «Quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies»;