Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús.
Lucas 22:66 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Al amanecer, se reunieron los líderes del pueblo. Estaban tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la Ley. Ellos llevaron a Jesús ante el tribunal. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: Biblia Nueva Traducción Viviente Al amanecer, todos los ancianos del pueblo se reunieron, incluidos los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa. Llevaron a Jesús ante el Concilio Supremo Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando amaneció, se reunieron los jefes de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, y mandaron traer a Jesús ante su Consejo. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando se hizo de día, fue reunido el consejo del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y lo llevaron ante su Sanedrín. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando se hizo de día, se reunió el consejo de los ancianos del pueblo, de los pontífices y de los escribas, lo condujeron ante su sanedrín, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando fue de día, se reunieron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio de ellos, diciendo: |
Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús.
Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio. Es más, cualquiera que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal. Y cualquiera que lo maldiga será llevado al fuego del infierno.
Muy de mañana, los jefes de los sacerdotes, con los líderes judíos, los maestros de la Ley y el tribunal en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.
Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua.
De esto son testigos el sumo sacerdote y todos los líderes del tribunal. Ellos incluso me dieron cartas de autorización para que nuestros amigos judíos de Damasco me ayudaran. Y fui allá con el fin de traer presos a Jerusalén a los creyentes que encontrara, para que fueran castigados.