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Lucas 21:36 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Manténganse despiertos. Oren para que puedan escapar de todo lo que está por suceder y puedan presentarse delante del Hijo del hombre».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por eso estén vigilando y orando en todo momento, para que se les conceda escapar de todo lo que debe suceder y estar de pie ante el Hijo del Hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Así que velad en todo tiempo, rogando° tener fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Velad, pues, orando en todo tiempo, para que logréis escapar de todas estas cosas que han de sobrevenir, y para comparecer seguros ante el Hijo del hombre'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Velad, pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

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Otras versiones



Lucas 21:36
34 Referencias Cruzadas  

»Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.


Pero entiendan esto: Si el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada.


Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.


»Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque ustedes no saben ni el día ni la hora.


Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».


―Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—. Pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.


¡Estén alerta! Manténganse despiertos porque ustedes no saben cuándo llegará ese tiempo.


Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!».


―Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios —le contestó el ángel—. He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas noticias.


Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.


Pero los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección no se casarán.


Caerá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.


Él y toda su familia amaban y obedecían a Dios. Cornelio ayudaba a los judíos pobres y oraba a Dios constantemente.


Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.


Pues sabemos que, así como Dios resucitó al Señor Jesús, nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia.


Tomen tiempo para orar, siempre alertas y dando gracias por todo.


Tú, por el contrario, sé inteligente en todo momento, soporta los sufrimientos y dedícate a anunciar la buena noticia de salvación. Cumple con los deberes del trabajo que Dios te dio.


Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, estén alerta y oren con seriedad.


Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.


Y ahora, queridos hijos en la fe, sigan confiando en Cristo. Así, cuando él regrese, podremos presentarnos ante él confiadamente. Estaremos seguros de no ser avergonzados cuando él venga.


Dios tiene el poder para protegerlos. Él los cuidará para que no hagan lo malo. Así los presentará ante su gloriosa presencia sin pecado y con gran alegría.


Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que permanecen delante del Señor de la tierra.


Pues ha llegado el gran día de nuestro castigo. ¡Nadie podrá salvarse!».


Después de esto miré, y apareció una gran cantidad de personas. Era gente de todas las naciones, tribus, pueblos e idiomas. Eran tantas personas que nadie podía contarlas. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de ropas blancas y con ramas de palma en la mano.


Y vi a los siete ángeles de pie delante de Dios. Entonces, les dieron siete trompetas.