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Lucas 20:36 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Tampoco podrán morir, pues serán como los ángeles. Son hijos de Dios porque toman parte en la resurrección.

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Biblia Reina Valera 1960

Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

ni volverán a morir. En este sentido, serán como ángeles. Ellos son hijos de Dios e hijos de la resurrección.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de Dios, por haber nacido de la resurrección.

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La Biblia Textual 3a Edicion

pues no pueden ya más morir,° porque son como ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

porque no pueden ya morir, pues serán semejantes a ángeles; y son hijos de Dios, pues son hijos de la resurrección.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque no pueden morir ya más; pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.

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Otras versiones



Lucas 20:36
20 Referencias Cruzadas  

En la resurrección, las personas no se casarán, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.


Cuando resuciten los muertos, no se casarán, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.


El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.


El último enemigo que será destruido es la muerte,


Así sucederá también con la resurrección de los muertos. El cuerpo que muere se descompone en la tierra, pero resucitará y nunca morirá.


Y, así como nos parecemos al hombre que fue hecho a partir de la tierra, llegaremos a ser como el que habita en el cielo.


Él transformará nuestros débiles cuerpos para que sean como su cuerpo glorioso. Nos transformará por medio del poder con que controla todas las cosas.


Dichosos los creyentes que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, es decir, nunca estarán lejos de Dios. Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.


Él les secará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto ni lamento ni dolor. Porque las primeras cosas han dejado de existir».


Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un servidor de Dios como tú, como tus compañeros los profetas y como todos los que aceptan las palabras de este libro. ¡Adora solo a Dios!».