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Lucas 20:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

No pudieron atraparlo en lo que decía en público. Así que, admirados de su respuesta, se callaron.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que no pudieron atraparlo por lo que decía en público. En cambio, quedaron asombrados de su respuesta y se callaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Con esto no pudieron atraparlo en lo que decía en público, sino que quedaron muy sorprendidos por su respuesta y se callaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y no pudieron asirse de ninguna de sus palabras delante del pueblo, y maravillados por su respuesta, callaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y no pudieron sorprenderlo en palabra alguna delante del pueblo, sino que, admirados por su respuesta, se callaron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y no pudieron prenderle en sus palabras delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, se callaron.

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Otras versiones



Lucas 20:26
14 Referencias Cruzadas  

“Amigo, ¿cómo entraste aquí sin el traje de boda?”, le dijo. El hombre se quedó callado.


Al oír esto, se quedaron asombrados. Así que lo dejaron y se fueron.


Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos.


Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.


Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo.


Cuando razonó así, quedaron humillados todos sus enemigos. Pero la gente estaba encantada de tantas maravillas que él hacía.


Entonces, para vigilarlo, enviaron espías que fingían ser gente justa. Pensaban atrapar a Jesús diciendo algo malo y así poder entregarlo a la autoridad del gobernador.


Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la Ley afecta a los que les fue entregada. Así nadie en el mundo dirá que es inocente, y todos serán declarados culpables delante de Dios.


Pues hay muchos rebeldes, charlatanes y engañadores, especialmente los que insisten en la necesidad de la circuncisión.