Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 15:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Biblia Nueva Traducción Viviente »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre? Biblia Católica (Latinoamericana) Y si una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? La Biblia Textual 3a Edicion ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiera una dracma, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la halla? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿O qué mujer que tenga diez dracmas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa, y la busca cuidadosamente hasta encontrarla? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿O qué mujer que teniendo diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? |
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Tengo otras ovejas que no son de este redil y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
Pero no solo moriría por esa nación, sino que también reuniría a todos los hijos de Dios dispersos en el mundo.
Él vino con un mensaje de paz para ambos, los que estaban lejos y los que estaban cerca de Dios.
Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa.
Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Y, cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido”.
Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata.