Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.
Lucas 13:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) ¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Y qué piensan de los dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima? ¿Acaso eran los peores pecadores de Jerusalén? Biblia Católica (Latinoamericana) Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? La Biblia Textual 3a Edicion O aquellos dieciocho, sobre quienes cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalem? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y de aquellos dieciocho sobre los cuales se desplomó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Biblia Reina Valera Gómez (2023) O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos eran más pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? |
Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores.
Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en tentación”.
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan.
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan».
Y él respondió: ―Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Así que fui, me lavé y entonces pude ver.
diciéndole: ―Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: “Enviado”). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a permitir que siga con vida».