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Lucas 12:33 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Vendan sus bienes y den a los pobres. Consigan bolsas que no se rompan y un tesoro en el cielo que no se agote. Allí no hay ladrón que llegue ni polilla que destruya.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Vendan sus posesiones y den a los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para ustedes en el cielo! Y las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se agujerean. El tesoro de ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y ninguna polilla, destruirlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Vended vuestras posesiones y dad limosna, haceos bolsas que no envejecen, tesoro inagotable en los cielos, donde el ladrón no se acerca ni la polilla destruye,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Vended vuestros bienes para darlos en limosnas. Haceos bolsas que no se desgastan, un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que se acerque ni polilla que carcoma.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en el cielo que no se agote; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe.

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Otras versiones



Lucas 12:33
14 Referencias Cruzadas  

Jesús le respondió: ―Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.


Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes.


»Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios».


Por eso les digo que usen las riquezas de este mundo para ganar amigos, para que, cuando estas se acaben, haya quienes los reciban a ustedes en las viviendas eternas.


Al oír esto, Jesús añadió: ―Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.


Dijo esto no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón. Como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella.


Vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.


En medio de las situaciones más difíciles, su alegría fue enorme. Aun en su extrema pobreza fueron muy generosos con sus ofrendas.