pero solo una es necesaria. María ha elegido la mejor, y nadie se la quitará.
Lucas 10:39 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Biblia Nueva Traducción Viviente Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, Biblia Católica (Latinoamericana) Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. La Biblia Textual 3a Edicion Y ésta tenía una hermana llamada Miriam,° la cual,° sentada a los pies del Señor, oía su palabra. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tenía ella una hermana, llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. |
pero solo una es necesaria. María ha elegido la mejor, y nadie se la quitará.
Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo. Estaba sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
La gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.
Había un hombre enfermo llamado Lázaro. Este era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas.
Muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María a darles el pésame por la muerte de su hermano.
María tomó en sus manos como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro. Ella fue y lo derramó sobre los pies de Jesús, y luego se los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Aprendí a obedecer la Ley de nuestros antepasados bajo la dirección del maestro Gamaliel. Me esforcé mucho por servir a Dios, como cualquiera de ustedes lo hace hoy día.