»Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió.
Lucas 10:35 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño de la posada. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, le dio dos monedas de plata al encargado de la posada y le dijo: “Cuida de este hombre. Si los gastos superan esta cantidad, te pagaré la diferencia la próxima vez que pase por aquí”. Biblia Católica (Latinoamericana) Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: 'Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta. La Biblia Textual 3a Edicion Y al día siguiente, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero, y le dijo: Cuídalo, y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero diciéndole: 'Cuida de él; y lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando vuelva'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuida de él; y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré. |
»Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió.
Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propio burro, lo llevó a una posada y lo cuidó.
¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.
Saludos de parte de Gayo, de cuya hospitalidad disfrutamos yo y toda la iglesia de este lugar. También les mandan saludos Erasto, que es el tesorero de la ciudad, y Cuarto, nuestro hermano en la fe. Que el amor inmerecido de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.