La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Juan 8:42 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús les dijo: —Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque he venido a ustedes de parte de Dios. No estoy aquí por mi propia cuenta, sino que él me envió.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús les replicó: 'Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque yo he salido de Dios para venir aquí. No he venido por iniciativa propia, sino que él mismo me ha enviado.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro padre, ciertamente me amaríais, porque Yo procedo y he venido de Dios. No he venido de mí mismo, sino del que me envió.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Les respondió Jesús: 'Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo salí y vengo de Dios; pues no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.

Ver Capítulo
Otras versiones



Juan 8:42
22 Referencias Cruzadas  

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.


Yo no he hablado por mi propia cuenta. El Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo.


Jesús sabía que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio. También sabía que había salido de Dios y a él volvía.


¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les hablo, no las hablo como cosa mía. El Padre, que está en mí, es el que hace sus obras.


Ya podemos ver que sabes todas las cosas y que ni siquiera necesitas que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que saliste de Dios.


»Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.


Les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron. Saben con certeza que salí de ti y han creído que tú me enviaste.


Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.


Así lo hizo para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.


Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan. Sin embargo, si otro viniera en su propio nombre, a ese sí lo aceptarían.


―Aunque yo sea mi propio testigo —contestó Jesús—, mi testimonio es válido, porque yo sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.


Si alguno no ama al Señor, vivirá bajo maldición. ¡Marana ta!, que significa, «¡Ven, Señor!».


Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.


Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.


Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.


Luego el ángel me mostró un río claro como el cristal, cuyas aguas dan vida. Este río salía del trono de Dios y del Cordero.