Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se arrepentirían, y yo los sanaría”.
Juan 8:37 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham. Sin embargo, procuran matarme porque no está en sus planes aceptar mi palabra. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Claro que me doy cuenta de que son descendientes de Abraham. Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo sé que ustedes son descendientes de Abrahán, pero mi palabra no tiene acogida en ustedes, y por eso tratan de matarme. La Biblia Textual 3a Edicion Sé que sois descendencia de Abraham, pero procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ya sé que sois descendientes de Abrahán, pero pretendéis matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. |
Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se arrepentirían, y yo los sanaría”.
No piensen que podrán decir: “Somos descendientes de Abraham”. Pues les digo que Dios puede convertir estas piedras en descendientes de Abraham.
¡Cómo van ustedes a creerme, si lo que les gusta es rendirse honor unos a otros! Ustedes no buscan la gloria que viene del Dios único.
Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.
¿No les ha dado Moisés la Ley a ustedes? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué tratan entonces de matarme?
Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es este al que quieren matar?
―Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—. Nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices que seremos liberados?
¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día. Y lo vio y se alegró.
Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas. Pero Jesús se escondió y salió del Templo sin que lo vieran.
Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo.
»Amigos israelitas, descendientes de Abraham, pongan atención. Y ustedes también, los no judíos que respetan a Dios, escuchen: a nosotros se nos ha enviado este mensaje de salvación.
Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos verdaderos hijos de Abraham. Pues Dios le dijo a Abraham: «Tu descendencia se formará por medio de tu hijo Isaac».
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que el Espíritu de Dios revela, pues le parece una locura. No puede entenderlo, porque solo los que tienen el Espíritu lo entienden.