Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.
Juan 7:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al Templo y comenzar a enseñar. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar. Biblia Católica (Latinoamericana) Hacia la mitad de la semana de la fiesta, Jesús subió al Templo y se puso a enseñar. La Biblia Textual 3a Edicion Estando ya la fiesta a la mitad, Jesús subió al templo y allí enseñaba. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mediada ya la fiesta, Jesús subió al templo y se puso a enseñar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. |
Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.
Y de inmediato dijo a la turba: ―¿Acaso soy un bandido, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el Templo, y no me arrestaron.
Jesús enseñaba en el Templo todos los días. Los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los dirigentes del pueblo procuraban matarlo.
―Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el Templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.
Después de esto, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: ―Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor.
Por eso Jesús, que seguía enseñando en el Templo, dijo: ―¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno en quien se puede confiar. Ustedes no lo conocen,
En el último día, el más importante de la fiesta, Jesús se puso de pie y dijo: ―¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!
Al amanecer se presentó de nuevo en el Templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.
Estas palabras las dijo Jesús mientras enseñaba en el Templo, en el lugar donde se depositaban las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque aún no había llegado su tiempo.