La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Juan 6:57 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Yo vivo gracias al Padre viviente que me envió; de igual manera, todo el que se alimente de mí vivirá gracias a mí.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo del Padre, de igual modo el que me mastica, también él vivirá de mí.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Lo mismo que el Padre que me ha enviado vive, y yo vivo por el Padre, así también el que me come vivirá por mí.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así el que me come, él también vivirá por mí.

Ver Capítulo
Otras versiones



Juan 6:57
19 Referencias Cruzadas  

―Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.


Dentro de poco, el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y, porque yo vivo, también ustedes vivirán.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado.


Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.


Pues así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el poder de tener vida en sí mismo.


―Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.


Pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.


Pues por el pecado de Adán todos somos castigados con la muerte, pero, gracias a lo que Cristo hizo por nosotros, volveremos a vivir.


Así dicen las Escrituras: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente». El último Adán, Cristo, es el que nos da vida.


Es cierto que fue crucificado como si fuera débil, pero ahora vive por el poder de Dios. Nosotros somos tan débiles como él lo fue, pero el poder de Dios está en nosotros gracias a Cristo. Cuando estemos con ustedes verán ese poder.


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Ellos mismos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron y de cómo dejaron de adorar a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.


Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.


Así demostró Dios su amor por nosotros: en que envió a su Hijo único al mundo para que por medio de él tengamos vida eterna.