Les aseguro que en el día del juicio el castigo para Sodoma y Gomorra será más tolerable que para ese pueblo.
Juan 6:39 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Y esta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Biblia Nueva Traducción Viviente Y la voluntad de Dios es que yo no pierda ni a uno solo de todos los que él me dio, sino que los resucite, en el día final. Biblia Católica (Latinoamericana) Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La Biblia Textual 3a Edicion Y ésta es la voluntad del que me envió: que todo lo que me ha dado,° no pierda Yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: que nada de aquello que me ha dado se pierda, sino que yo lo resucite en el último día. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y esta es la voluntad del Padre que me envió: Que de todo lo que me ha dado, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. |
Les aseguro que en el día del juicio el castigo para Sodoma y Gomorra será más tolerable que para ese pueblo.
Así también el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.
»No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.
El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final.
Mientras estaba con ellos, los cuidaba y los protegía mediante el nombre que me diste. Y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Pues tú le has dado autoridad sobre toda persona para que él les dé vida eterna a todos los que le has dado.
»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean la gloria que me diste porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
»A los que me diste del mundo les he revelado tu nombre. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.
Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.
Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió».
»No se asombren de esto. Pues viene la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz
Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.
Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo y crea en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.
Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
A pesar de todo, lo que hemos creído tiene un sólido fundamento, el cual Dios ha puesto y se mantiene firme. Es como si nuestra vida fuera un edificio cuyos cimientos tienen una inscripción que dice: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que dice creer en el Señor».
La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha cometido pecados, sus pecados se le perdonarán.
El poder de Dios los protege a ustedes, porque pusieron su confianza en él. Y será así hasta que llegue la salvación que se dará a conocer en los últimos tiempos.
Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.