Te aseguro que hablamos de lo que sabemos. Y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente. Sin embargo, ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Juan 3:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Si les he hablado de las cosas terrenales y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales? Biblia Católica (Latinoamericana) Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? La Biblia Textual 3a Edicion Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si no creéis cuando os hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo vais a creer cuando os hablo de las cosas del cielo? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? |
Te aseguro que hablamos de lo que sabemos. Y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente. Sin embargo, ustedes no aceptan nuestro testimonio.
―Te aseguro que quien no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
―Te aseguro que quien no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.
El viento sopla por donde quiere, y oyes su sonido, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
No hay duda de que son grandes las verdades de nuestra fe: Cristo se presentó como hombre; fue declarado justo por el Espíritu, visto por los ángeles, y anunciado entre las naciones. El mundo ha creído en él, y Dios lo recibió con gloria.
Sobre este tema tenemos mucho que decir. Pero es difícil explicarlo, porque ustedes son muy lentos para comprender.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros. Por eso envió a su Hijo. Lo envió para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.