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Juan 3:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―Tú eres maestro de Israel ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús le contestó: —¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Respondió Jesús: 'Tú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no conoces esto?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jesús le respondió: '¿Tú eres maestro de Israel, y no lo sabes?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?

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Otras versiones



Juan 3:10
28 Referencias Cruzadas  

En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Te alabo porque has escondido estas cosas de los sabios e instruidos, y se las has revelado a los que son como niños.


Déjenlos; son guías ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.


Jesús les contestó: ―Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.


Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo. Estaba sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Un día, mientras enseñaba, estaban sentados allí algunos fariseos y maestros de la Ley. Habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea y también de Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos.


Nicodemo respondió: ―¿Cómo es posible que esto suceda?


Pero estaba allí un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la Ley muy respetado por todo el pueblo. Él se puso de pie en el tribunal y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles.


Ser judío no es solo aparentarlo, tampoco es solo cuestión de estar circuncidado.


Si la circuncisión es la marca del pueblo de Dios, nosotros somos entonces el verdadero pueblo. Y lo somos porque por medio del Espíritu adoramos a Dios, y nos sentimos orgullosos de pertenecer a Cristo Jesús. No creemos que podamos ser salvos por medio del esfuerzo humano.


La circuncisión marcaba a los judíos como parte del pueblo de Dios. Pues gracias Cristo, ustedes recibieron una circuncisión espiritual, no hecha por mano humana. Es decir, Cristo quitó de sus cuerpos el deseo de seguir pecando.