Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; pero, si no, que la paz se vaya con ustedes.
Juan 20:19 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Al atardecer de aquel primer día de la semana, los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada, pues tenían miedo de los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó: ―¡La paz sea con ustedes! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Ese domingo, al atardecer, los discípulos estaban reunidos con las puertas bien cerradas porque tenían miedo de los líderes judíos. De pronto, ¡Jesús estaba de pie en medio de ellos! «La paz sea con ustedes», dijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: '¡La paz esté con ustedes!' La Biblia Textual 3a Edicion Cuando fue la tarde de aquel mismo día uno° de la semana, y estando cerradas las puertas donde estaban los discípulos, por temor a los judíos, Jesús llegó y se puso en medio, y les dice: Paz a vosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, y estando bien cerradas, por miedo de los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, llegó Jesús, se pone delante y les dice: 'Paz a vosotros'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el mismo día al anochecer, siendo el primero de la semana, estando las puertas cerradas en donde los discípulos estaban reunidos por miedo a los judíos, vino Jesús, y poniéndose en medio, les dijo: Paz a vosotros. |
Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; pero, si no, que la paz se vaya con ustedes.
Pues, donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Por último se apareció Jesús a los once mientras comían. Los reprendió por su falta de fe y por negarse a creer a los que lo habían visto resucitado.
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán. Y nadie les va a quitar esa alegría.
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. ―¡La paz sea con ustedes!
Después de esto Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos, junto al lago de Tiberíades. Sucedió así:
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.
Después de sufrir la muerte, se les presentó y les dio muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios.
Porque gracias a Cristo ahora estamos en paz con todos. Judíos y no judíos somos un solo pueblo, pues, al morir en la cruz, Cristo derribó el muro de enemistad que nos separaba.
Pido a Dios el Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz, y que les dé fe.
Pido a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.
Le pido al Señor que da paz que les dé su paz siempre y en toda situación en que se encuentren, y que él los acompañe siempre.
Abraham le dio entonces la décima parte de todo. El nombre Melquisedec significa, en primer lugar, «rey de justicia». Pero también significa «rey de Salén», es decir, «rey de paz».
Los saluda Juan. Escribo este libro a las siete iglesias que están en la provincia de Asia. Le pido a Dios, quien es, era y vendrá, que los llene de su amor inmerecido y de su paz. Lo mismo pido a los siete espíritus que están delante de su trono