―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.
Juan 2:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) ―Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Biblia Nueva Traducción Viviente —Apreciada mujer, ese no es nuestro problema —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi momento. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús le respondió: 'Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús le dice: Mujer, ¿y a ti y a mí qué?° Aún no ha llegado mi hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Jesús le responde: '¿Qué nos va a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Jesús le dijo: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. |
―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.
De pronto le gritaron: ―¿Por qué te metes con nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a castigarnos antes del tiempo señalado?
―¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar ocupado en los asuntos de mi Padre?
―Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre reciba la gloria —les contestó Jesús—.
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
―¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. ―Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
Jesús le dijo: ―¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: ―Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie lo hizo porque aún no había llegado su hora.
Por eso Jesús les dijo: ―Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado.
Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado.
Estas palabras las dijo Jesús mientras enseñaba en el Templo, en el lugar donde se depositaban las ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque aún no había llegado su tiempo.
Así que de ahora en adelante no valoramos a nadie siguiendo criterios humanos. Antes valorábamos a Cristo de esa manera, pero ya no lo hacemos así.