Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los gobernantes, creyeron en él. Pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
Juan 19:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. Biblia Nueva Traducción Viviente Más tarde, José de Arimatea, quien había sido un discípulo secreto de Jesús (por temor a los líderes judíos), pidió permiso a Pilato para bajar el cuerpo de Jesús. Cuando Pilato concedió el permiso, José fue a buscar el cuerpo y se lo llevó. Biblia Católica (Latinoamericana) Después de esto, José de Arimatea se presentó a Pilato. Era discípulo de Jesús, pero no lo decía por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para retirar el cuerpo de Jesús, y Pilato se la concedió. Fue y retiró el cuerpo. La Biblia Textual 3a Edicion Después de estas cosas, José de Arimatea, que era° discípulo de Jesús (aunque en secreto por temor a los judíos), rogó a Pilato que le permitiera llevar° el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió, y entonces fue y llevó su cuerpo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto, por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, aunque secreto por miedo a los judíos, rogó a Pilato que le dejase quitar el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo permitió. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús. |
Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los gobernantes, creyeron en él. Pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
Sus padres contestaron así por miedo a los judíos. Es que ya estos habían acordado que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.
Después de llevar a cabo todas las cosas que estaban escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo enterraron.
Gracias a mis cadenas, ahora la mayoría de los hermanos en la fe tienen más confianza en el Señor y se han atrevido a anunciar sin temor el mensaje.