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Juan 18:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato. Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos. ―Yo no encuentro que este sea culpable de nada —declaró—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Qué es la verdad? —preguntó Pilato. Entonces salió de nuevo adonde estaba el pueblo y dijo: —Este hombre no es culpable de ningún delito,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pilato dijo: '¿Y qué es la verdad?' Dicho esto, salió de nuevo donde estaban los judíos y les dijo: 'Yo no encuentro ningún motivo para condenar a este hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Le dice Pilato: ¿Qué es verdad? Y habiendo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dice: Yo no hallo en él ningún delito;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pilato le dice: '¿Y qué es la verdad?'. Tras decir esto, salió de nuevo hacia los judíos y les dice: 'Yo no encuentro en él ningún delito.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Ninguna falta hallo en Él.

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Otras versiones



Juan 18:38
14 Referencias Cruzadas  

Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. ―Soy inocente de la sangre de este hombre —dijo—. ¡Allá ustedes!


Pilato les preguntó: ―¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaron aún más fuerte: ―¡Crucifícalo!


Entonces Pilato declaró a los jefes de los sacerdotes y a la gente: ―No encuentro que este hombre sea culpable de nada.


Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús. ―¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.


Pilato volvió a salir. ―Aquí lo tienen —dijo a los judíos—. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada.


Tan pronto como lo vieron, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron a voz en cuello: ―¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ―Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —respondió Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada.


Cuando oyeron de la resurrección, unos se burlaron; pero otros le dijeron: ―Queremos que usted nos hable en otra ocasión sobre este tema.


Se pagó con la preciosa sangre de Cristo, que se sacrificó en la cruz como si fuera un cordero sin defecto alguno.