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Juan 18:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así que Judas fue al huerto. Llegó al frente de un grupo de soldados y guardias de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Llevaban antorchas, lámparas y armas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los principales sacerdotes y los fariseos le habían dado a Judas un grupo de soldados romanos y guardias del templo para que lo acompañaran. Llegaron al huerto de olivos con antorchas encendidas, linternas y armas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Judas hizo de guía a los soldados romanos y a los guardias enviados por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, que llegaron allí con linternas, antorchas y armas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Judas entonces, habiendo recibido la cohorte° y algunos alguaciles de parte de los sumos sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Habiendo, pues, recibido Judas la cohorte y los guardias de los pontífices y [de] los fariseos, fue allá, con linternas, antorchas y armas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces Judas, tomando una compañía y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas.

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Otras versiones



Juan 18:3
15 Referencias Cruzadas  

Entonces los soldados, su comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús. Lo ataron


«Hermanos en la fe, tenía que cumplirse lo indicado en la Escritura. Por medio de David, el Espíritu Santo había revelado lo que haría Judas, quien sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús.


Llegó la hora de la cena. El diablo ya le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, que traicionara a Jesús.


»El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.


Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba estas cosas acerca de él. Entonces, junto con los jefes de los sacerdotes, mandaron unos guardias del Templo para arrestarlo.


Como hacía frío, los criados y los guardias hicieron una fogata. Estaban de pie, alrededor del fuego, y Pedro estaba con ellos, calentándose.


Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: ―¿Así contestas al sumo sacerdote?


Tan pronto como lo vieron, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron a voz en cuello: ―¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ―Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —respondió Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada.


Vivía en Cesarea un capitán del ejército romano llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.