No tengan miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Tengan miedo más bien del que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
Juan 16:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Los expulsarán de las sinagogas. Y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Los expulsarán de las sinagogas, y llegará el tiempo en que quienes los maten pensarán que están haciendo un servicio santo para Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Serán expulsados de las comunidades judías; más aún, se acerca el tiempo en que cualquiera que los mate pensará que está sirviendo a Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Os echarán de las sinagogas,° y llega la hora cuando cualquiera que os mate,° piense que ofrece servicio a Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Os echarán de las sinagogas; más aún, llega la hora en que todo aquel que os mate creerá dar culto a Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. |
No tengan miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Tengan miedo más bien del que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
»Entonces los entregarán a ustedes para que los persigan y los maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi nombre.
Dichosos serán ustedes cuando los odien, cuando los echen de su lado, los insulten y los desprecien por causa del Hijo del hombre.
Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los gobernantes, creyeron en él. Pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
»Les he dicho todo esto por medio de comparaciones. Pero viene la hora en que ya no les hablaré así. Más bien, les hablaré claramente acerca del Padre.
Miren que la hora viene, y ya está aquí, en que ustedes serán dispersados. Cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.
Jesús le contestó: ―Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre.
Pero se acerca la hora, y esa hora ha llegado ya. Es la hora en la que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad. Pues así quiere el Padre que sean los que lo adoran.
Sus padres contestaron así por miedo a los judíos. Es que ya estos habían acordado que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.
Ellos respondieron: ―Tú, que naciste lleno de pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo expulsaron.
―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!
Si hablan mal de nosotros, los tratamos con gentileza. Se nos considera la basura de este mundo, los deshechos de la gente. Y esto no ha cambiado hasta el día de hoy.
Si de entusiasmo hablamos, fui perseguidor de la iglesia. Al cumplir la justicia que la Ley exige, lo hice de manera perfecta.
El Cordero rompió el quinto sello. Entonces vi a los que habían muerto por anunciar el mensaje de Dios y por mantenerse fieles en su tarea. Estaban debajo del altar.