Los ciegos ven, los cojos andan y los que tienen lepra son sanados. Los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.
Juan 15:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) He hecho entre ellos obras que ningún otro antes ha realizado. Si no las hubiera hecho, no serían culpables de pecado. Pero ahora las han visto y, sin embargo, a mí y a mi Padre nos han odiado. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Biblia Nueva Traducción Viviente Si yo no hubiera hecho entre ellos esas señales tan milagrosas que nadie más podría hacer, no serían culpables; pero la verdad es que vieron todo lo que hice, y aun así nos siguen odiando a mí y a mi Padre. Biblia Católica (Latinoamericana) Si yo no hubiera hecho en medio de ellos obras que nadie hizo jamás, no serían culpables de pecado; pero las han visto y me han odiado a mí y a mi Padre. La Biblia Textual 3a Edicion Si no hubiera hecho° entre ellos las obras que ningún otro hizo, no tendrían° pecado; pero ahora las han visto, y a pesar de eso, nos han aborrecido tanto a mí como a mi Padre, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha realizado no serían culpables; ahora, aunque las han visto, nos han odiado tanto a mí como a mi Padre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora también ellos las han visto, y nos han aborrecido a mí y a mi Padre. |
Los ciegos ven, los cojos andan y los que tienen lepra son sanados. Los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.
Porque Juan vino a señalarles a ustedes la forma correcta de vivir, y no le creyeron. Pero los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.
Así que Jesús echó fuera al demonio, y el que había estado mudo habló. La gente se asombraba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel».
Y el hombre se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. ―Jamás habíamos visto cosa igual —decían.
―¿Qué es lo que ha pasado? —les preguntó. Ellos respondieron: ―Lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo.
pero Jesús les dijo: ―Yo les he mostrado muchas buenas obras que vienen del Padre. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?
Jesús le contestó: ―¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”?
Los tratarán así por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no serían culpables de pecado. Pero ahora no tienen excusa por su pecado.
Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Maestro —le dijo—, sabemos que has venido de parte de Dios. Pues nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no estuviera con él.
»El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Las cosas que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, las estoy haciendo. Y son estas mismas acciones las que testifican que el Padre me ha enviado.
Sin embargo, muchos creyeron en él, y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales milagrosas que este hombre?».
Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que nació ciego.
Jesús les contestó: ―Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado. Pero, como afirman que ven, su pecado permanece.
Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
»Israelitas, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre aprobado por Dios ante ustedes con milagros, señales y maravillas. Todo esto lo hizo Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben.
hablan mal de los demás, son enemigos de Dios, mentirosos, orgullosos y se creen importantes. Inventan maldades y se rebelan contra sus padres.
En esa gente no se podrá confiar, pues serán personas que actuarán por impulso, llenas de orgullo. Serán más amigos del placer que de Dios.
¡Ustedes no aman a Dios! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.