La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Juan 14:27 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

»Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Paz os dejo, mi paz os doy. Yo os la doy no como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

'La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni sienta miedo.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Ver Capítulo
Otras versiones



Juan 14:27
65 Referencias Cruzadas  

»Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.


para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz».


»En cualquier casa en que entren, digan primero: “Paz a esta casa”.


»A ustedes, mis amigos, les digo que no tengan miedo de los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más.


«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».


»No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.


Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.


Al atardecer de aquel primer día de la semana, los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada, pues tenían miedo de los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó: ―¡La paz sea con ustedes!


―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.


Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. ―¡La paz sea con ustedes!


Dios envió su mensaje al pueblo de Israel. Les anunció la buena noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.


Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles,


Les escribo a todos ustedes, que están en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a ser parte de su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.


Le pido a Dios, quien da esperanza, que los llene de toda alegría y paz. Pues ustedes creen en él, y quiero que el poder del Espíritu Santo los llene de confianza.


Hemos sido declarados justos por medio de la fe y, como resultado, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.


Cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo. Entonces, ¡con mucha más razón seremos salvados ahora que él vive!


Si solo pensamos en hacer lo malo, encontraremos la muerte. Pero, si dejamos que el Espíritu controle nuestra mente, tendremos vida y paz.


Pido a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.


Pido a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.


En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,


Mi deseo es que Dios les dé paz y los trate con bondad. Pues todos los que viven de acuerdo a esta verdad son el Israel de Dios.


Y la paz de Dios, que nadie en este mundo alcanza a entender, cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.


Esta carta va dirigida a los creyentes y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas. Le pido a Dios nuestro Padre que les permita gozar de su inmerecido amor y les dé paz.


y, por medio de él, Dios hizo que todas las cosas estuvieran en paz con él. Así, tanto las cosas que están en la tierra como las que están en el cielo alcanzaron la paz por medio de la muerte de Cristo en la cruz.


Que la paz que Cristo da domine sus pensamientos, pues Dios los llamó a vivir unidos y en paz. Y sean agradecidos.


Les pido a Dios el Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su amor inmerecido y les den paz.


Le pido al Señor que da paz que les dé su paz siempre y en toda situación en que se encuentren, y que él los acompañe siempre.


Pues Dios no nos ha dado su Espíritu para que vivamos con timidez, sino con poder, amor y dominio propio.


El Dios que da la paz levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, al gran Pastor de las ovejas. Por medio de su sangre, Dios estableció con nosotros un pacto eterno.


Abraham le dio entonces la décima parte de todo. El nombre Melquisedec significa, en primer lugar, «rey de justicia». Pero también significa «rey de Salén», es decir, «rey de paz».


Los saluda Juan. Escribo este libro a las siete iglesias que están en la provincia de Asia. Le pido a Dios, quien es, era y vendrá, que los llene de su amor inmerecido y de su paz. Lo mismo pido a los siete espíritus que están delante de su trono


No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Debes saber que el diablo meterá en la cárcel a algunos de ustedes. Lo hará para ponerlos a prueba; y tendrán que sufrir durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.


Pero te diré quienes recibirán como premio el castigo del lago de fuego y azufre: los cobardes, los que no creen, los detestables; los asesinos, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los que practican la brujería; los que adoran dioses falsos y todos los mentirosos. Esta es la segunda muerte».