La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Juan 13:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y declaró: ―Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Jesús, muy angustiado, exclamó: «Les digo la verdad, ¡uno de ustedes va a traicionarme!».

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: 'En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Habiendo dicho esto, Jesús se conturbó° en su espíritu, y dio testimonio, y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dicho esto, Jesús sintió una conmoción interior y declaró: 'De verdad os lo aseguro: uno de vosotros me va a entregar'.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Habiendo dicho esto, Jesús se turbó en espíritu, y testificó diciendo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a traicionar.

Ver Capítulo
Otras versiones



Juan 13:21
17 Referencias Cruzadas  

Mientras comían, les dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.


«Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».


Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.


Jesús se les quedó mirando. Estaba enojado y entristecido por su falta de compasión, y le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Así que la extendió, y la mano le quedó curada.


Jesús vio que María y los judíos que la acompañaban estaban llorando. Esto lo puso muy triste, y lo conmovió profundamente.


Conmovido una vez más, Jesús se acercó a la tumba. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.


»Ahora todo mi ser está angustiado. ¿Y acaso, por eso, voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!


»No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he elegido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: “El que comparte el pan conmigo me ha puesto la zancadilla”.


Llegó la hora de la cena. El diablo ya le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, que traicionara a Jesús.


Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería.


Mientras Pablo los esperaba en Atenas, le dolió en el alma ver que la ciudad estaba llena de ídolos.


Aunque esos enemigos salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.