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Juan 12:25 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que desprecia su vida en este mundo la conserva para la vida eterna.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El que ama su vida, la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para vida eterna.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El que ama su vida la pierde y el que odia su vida en este mundo la conservará para vida eterna.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

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Otras versiones



Juan 12:25
13 Referencias Cruzadas  

El que se aferre a su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi causa la encontrará.


Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la encontrará.


Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos por mi causa recibirá cien veces más y obtendrá la vida eterna.


Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por la buena noticia la salvará.


«Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.


El que procure salvar su vida la perderá; y el que la pierda la salvará.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.


―¿Por qué lloran? ¡Me parten el corazón! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.


Hubo mujeres que confiaron en Dios y por eso él resucitó a sus familiares muertos. Otros estaban presos, pero no aceptaron que los dejaran en libertad. Al contrario, prefirieron morir a golpes, porque esperaban alcanzar una mejor resurrección.


Ellos lo han vencido con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaron. Nunca tuvieron miedo de morir, pues estaban dispuestos a dar su vida.