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Juan 10:25 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Jesús les respondió: ―Ya se lo he dicho a ustedes, y no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que me acreditan.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús les contestó: —Yo ya les dije, y ustedes no me creen. La prueba es la obra que hago en nombre de mi Padre,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús les respondió: 'Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Jesús les respondió: Os lo dije, y no creéis. Las obras que Yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jesús les respondió: 'Ya os lo he dicho, pero no queréis creerlo: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

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Otras versiones



Juan 10:25
17 Referencias Cruzadas  

pero Jesús les dijo: ―Yo les he mostrado muchas buenas obras que vienen del Padre. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?


Si no hago las obras de mi Padre, no me crean.


Pero, si las hago, aunque no me crean a mí, crean a mis obras. Así sabrán y entenderán que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.


Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos citaron a una reunión del tribunal. ―¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.


A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales milagrosas en presencia de ellos, todavía no creían en él.


Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí. Si no, al menos créanme por las obras mismas.


Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos, pero no están registradas en este libro.


Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Maestro —le dijo—, sabemos que has venido de parte de Dios. Pues nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no estuviera con él.


Sin embargo, muchos creyeron en él, y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales milagrosas que este hombre?».


Una vez más Jesús se dirigió a la gente y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.


Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán.


Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi día. Y lo vio y se alegró.


Jesús les dijo: ―Les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!


Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


»Israelitas, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre aprobado por Dios ante ustedes con milagros, señales y maravillas. Todo esto lo hizo Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben.


Si eso fue así, entonces ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la recibieron nos confirmaron que era verdad.