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Juan 1:48 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―¿De dónde me conoces? —le preguntó Natanael. Jesús le respondió: ―Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas debajo de la higuera, ya te había visto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Cómo es que me conoces? —le preguntó Natanael. —Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara —contestó Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Natanael le preguntó: '¿Cómo me conoces?' Jesús le respondió: 'Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Natanael le dice: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que te llamara Felipe, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dícele Natanael: '¿De dónde me conoces?'. Jesús le contestó: 'Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, ya te vi'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

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Otras versiones



Juan 1:48
14 Referencias Cruzadas  

además de Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo, que era cobrador de impuestos. Y con ellos también llamó a Santiago, que era hijo de Alfeo, a Tadeo,


Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.


Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro.


Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: ―Señor, queremos ver a Jesús.


―Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.


No necesitaba que nadie le informara nada acerca de los demás, pues él conocía lo más íntimo de cada persona.


Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran cantidad de personas que venía hacia él, le dijo a Felipe: ―¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?


―Ni con el salario de casi un año de trabajo podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.


En ese momento los secretos de su corazón quedarán al descubierto. Así que se arrodillará ante Dios, lo adorará y dirá: «¡Realmente Dios está entre ustedes!».


Por lo tanto, no juzguen a nadie antes de tiempo. Esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.