»Quien los recibe a ustedes me recibe a mí. Y quien me recibe a mí recibe al que me envió.
Juan 1:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Pero a los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Biblia Nueva Traducción Viviente pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) pero a todos los que lo recibieron
les dio capacidad para ser hijos de Dios.
Al creer en su Nombre La Biblia Textual 3a Edicion pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero a todos los que la recibieron, a aquellos que creen en su nombre, les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. |
»Quien los recibe a ustedes me recibe a mí. Y quien me recibe a mí recibe al que me envió.
para que diera testimonio de la luz y para que por medio de él todos creyeran.
Pero no solo moriría por esa nación, sino que también reuniría a todos los hijos de Dios dispersos en el mundo.
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales milagrosas que hacía.
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.
El que cree en él no es condenado. Pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Por la fe en el nombre de Jesús, él ha sanado a este hombre a quien ustedes ven y conocen. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo, como les consta a ustedes.
Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y por medio de él decimos: «¡Abba! ¡Padre!».
Por eso, ya que recibieron a Cristo Jesús como su Señor, vivan ahora obedeciéndolo.
Dios nos ha entregado así sus preciosas y magníficas promesas. Lo ha hecho para que ustedes lleguen a ser como él es. De ese modo, podrán escapar de la maldad que hay en el mundo debido a los malos deseos.
¡Miren cuánto amor nos tiene el Padre! Por eso somos llamados hijos de Dios. ¡Y de verdad lo somos! Pero los pecadores de este mundo no nos conocen, porque no conocen al Padre.
En esto se reconocen los que son hijos de Dios y los que son hijos del diablo: el que no hace lo que es bueno ni ama a su hermano en la fe no es hijo de Dios.
Queridos hermanos en la fe, ya somos hijos de Dios. Sin embargo, todavía no se nos ha mostrado todo lo que llegaremos a ser. Lo que sí sabemos es que cuando Cristo venga seremos como él es, porque lo veremos tal como él es.
Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, tal como él lo ha ordenado.